El transporte, la energía y el futuro de ANCAP

Los autos eléctricos y el transporte eléctrico en general ya son una realidad tangible. Si bien existen hace muchas décadas, desde las primeras ideas de Nikola Tesla por la década de 1930 hasta hace poco solamente eran prototipos o modelos limitados en autonomía y carentes del soporte, infraestructura y servicios auxiliares que les permitieran masificarse.

Pero hace unos años ya apareció Elon Musk fundador de Tesla Motors y pateó el tablero del “stablishment” automotor. Pionero que se toma el tema en serio y comienza a desarrollar la tecnología y servicios necesarios para hacer de la locomoción eléctrica una realidad para todos.

Hoy tenemos empresas como Volkswagen que anunció que pasará a producir 100% autos eléctricos para el 2026 y otras compañías como General Motors han anunciado lo mismo.

AFRONTANDO EL PROBLEMA

Si bien hace tiempo que se sabe que iba a pasar, ahora el comienzo del cambio tiene fecha y se terminó el tiempo para ponerse a pensar para adelante y planificar un mundo con un consumo de petróleo sustancialmente menor. A consecuencia de ello, se deberá pensar el futuro de las empresas que refinan petróleo y su gente, de las cadenas de distribución y los puntos de entrega, porque inevitablemente dentro de una generación la mitad de los empleados del rubro quedará sin empleo.

No es algo de lo que hay que preocuparse, sino de lo que hay que ocuparse desde ahora.

En Uruguay tenemos el caso de ANCAP y DUCSA, que son estatales y que tienen ventajas para encarar la nueva realidad, pero también algunas desventajas que las trascienden.

Algunas de las ventajas son:

  • ANCAP concentra el prácticamente el 100% de la infraestructura y personal responsable del procesamiento del petróleo en Uruguay.
  • No tiene a la fecha inversiones para amortizar en infraestructura para la extracción de petróleo.
  • DUCSA es responsable de la distribución y abastecimiento de aproximadamente el 70% de las estaciones de servicio del país.

Algunas de las desventajas son:

  • ANCAP es una empresa estatal, y el estado tiene una enorme dependencia económica de ésta y de lo que obtiene directamente de sus utilidades e indirectamente a través de los impuestos en los combustibles (más del 60% del valor de venta al público) y otros derivados.
  • Tiene aún deudas e inversiones por amortizar relacionadas con la renovación de su infraestructura y tecnología.
  • Es un ente único, muy grande y con poco dinamismo, que concentra la responsabilidad por prácticamente el 100% de la mano de obra relacionada a la producción y junto con DUCSA concentran el 85% de la mano de obra de la cadena de producción, distribución y servicios.

También cuenta con varias oportunidades:

  • El competidor de ANCAP como proveedor de energía para la movilidad es (será) UTE, que también es una empresa del estado y contribuyente a rentas generales.
  • ANCAP y DUCSA mantiene una de las estructuras logísticas y “knowhow” más importantes del país.
  • DUCSA concentra una importante red de puntos de atención al cliente con una gran variedad de servicios de valor agregado más allá de la carga de combustible.

Como en todo lo que se emprende, ya sea por iniciativa o por necesidad, existen riesgos y amenazas como en todo cambio, pero que se deberán afrontar.

Ante este escenario sabemos que se deberán afrontar varios desafíos, entre ellos los siguientes:

  • Disminución de mercado: a medida que el parque eléctrico crezca irá disminuyendo el consumo de combustible afectando en primera instancia a las estaciones de servicio y servicios de distribución.
  • Disminución de la demanda: con la disminución del consumo de combustible disminuirá la demanda lo cual generará excedentes de producción al comienzo y posteriormente disminución, afectando las finanzas y empleos de ANCAP.
  • Recaudación estatal: con la reducción de la venta de combustible comenzará a mermar la importante recaudación que el estado obtiene de las utilidades de ANCAP e impuestos del combustible, la cual deberá ser suplantada por otras fuentes de ingresos.
  • Son miles los puestos de trabajo directos e indirectos que se perderán a lo largo de una generación, y para la tercera generación probablemente más del 80% de los empleos directos que hoy existen dejen de existir.
  • Demanda de servicios a eléctrico: Los autos eléctricos necesitarán servicios generales y mecánica ligera de manera similar a los autos a combustión, y necesitarán de una red de puntos de carga con servicios como los que existen hoy.
  • Puntos de carga y red eléctrica: también se necesitará incrementar los puntos de carga existentes en el país y redimensionar el tendido eléctrico para soportar el incremento de demanda en volumen y potencia.
  • Generación eléctrica: los vehículos a combustión, sumados, significan mucha energía. A pesar de que los motores eléctricos son por mucho más eficientes que los motores a combustión de cualquier modo consumirán un promedio de 25kWh/100km, por lo que cada 100 autos tendremos un consumo de 2,5MWh/100Km que es aproximadamente lo que produce cada generador eólico, esto es un generador cada 100 autos, cada 100Km. Sustituir la energía del petróleo sin consumir petróleo para generarla será un desafío.

MIRANDO UN POCO MAS ALLÁ

Si bien sabemos que por un buen tiempo más la maquinaria pesada, barcos y aviones se seguirán moviendo a petróleo, sabemos que en pocas décadas también se va a terminar ya que se está avanzando rápidamente en la aeronáutica eléctrica y en otras tecnologías como las baterías de flujo de electrolitos, que se las “recarga” cambiándoles el liquido que contiene los químicos que almacenan energía, la mayoría en base a agua y sales minerales.

También estamos encarando y ocupándonos hoy en sustituir otro derivado del petróleo que son los plásticos, debido problema actual y futuro que significan los desechos plásticos para nuestro planeta y para nosotros. Se están comenzando a producir materiales biodegradables que no son derivados del petróleo y es esperable que en 2 generaciones la mayor parte del plástico de uso cotidiano sea sustituido por materiales biodegradables no derivados del petróleo o sean de origen reciclado o sintético.

Estos dos puntos significarán el fin de la industria petroquímica, o al menos como la conocemos hoy.

EL MIEDO AL CAMBIO

El ser humano es en general un ser con gran inercia a los cambios, motivado por el miedo, desconocimiento, o la comodidad (“zona de confort”).

De cualquier modo, cambios como éstos llegan y no llegan sin aviso, sino que generalmente llegan con décadas de aviso y tardan décadas en atravesarnos. Llegan como olas y pueden barrernos como un tsunami destruyendo todo a su paso o bien podemos verlas en el horizonte y prepararnos para surfearlas.

Hace décadas que hablamos de cortar la dependencia de los combustibles fósiles porque daña nuestro planeta y todos estamos de acuerdo en ello, pero sin tomar verdadera dimensión de lo que implica y cómo afecta en la vida cotidiana de las personas y las naciones. Pues ahora el momento de hacerlo llegó.

Puede haber distinto tipos de resistencias, como de desestimular el pasaje a vehículos eléctricos mediante impuestos o prohibiciones; nos podemos quedar sin hacer nada como si nada fuera a cambiar para luego lamentarnos cuando la ola barra con todo, pero esto solamente causaría mucho más daño. Lo más sabio es tomar la iniciativa y las riendas del cambio, para encausarlo cuando llegue y que éste sea beneficioso para otros.

La historia nos alcanza otra vez, como cuando el vapor reemplazó la tracción a sangre, y cuando el petróleo reemplazó al vapor.

VISION Y MISION

Mirando el escenario que tenemos en el Uruguay, tenemos muchas ventajas como para no solo afrontar el cambio, sino que liderarlo, haciendo de éste una transformación beneficiosa para toda la sociedad. Para lograrlo se deberá planificar a largo plazo, en plazos generacionales, en temas como los siguientes:

  • Matriz energética en un escenario que contemple un 100% de los vehículos eléctricos, incluyendo el incremento de fuentes de generación renovables y red de distribución.
  • Logística y servicios de soporte para la recarga y abastecimiento de los vehículos eléctricos particulares y públicos.
  • Trasformación de los servicios de transporte de carga a transporte eléctrico, incluyéndolos en la matriz energética.
  • Disminución gradual de operaciones y volumen de la infraestructura de producción de hidrocarburos, incluyendo la diversificación y transformación a las áreas de actividad remanente.
  • Reconversión de la industria petroquímica en industrias relacionadas a la producción y ciclo de vida de los insumos para la producción y almacenamiento de la energía eléctrica.
  • Gestión del recambio generacional de los recursos humanos.
  • Capacitación paulatina de recursos humanos en profesiones y oficios relacionados a la nueva matriz energética y servicios afines.
  • Planes generacionales de reconversión laboral.

Todos estos temas trascienden partidos y trascienden gobiernos, obligándonos a pensar más allá de 5 años o de quiénes sean los gobernantes de turno. Es una causa nacional que nos afecta a todos y requiere el compromiso a largo plazo de todos para lograrlo de la mejor manera. No se trata de un plan estático sino de uno que debe ir avanzando conforme avanza el mundo en materia energética y tecnológica, y debe ser monitoreado y ajustado a medida que se vayan cumpliendo sus hitos.

Nuestra visión, la visión que tengamos al afrontar esto será el legado que le queremos dejar a las próximas generaciones, que puede ser una sociedad arrasada por no adelantarse al cambio, o una que lidera en el mundo surfeando la ola. Nuestra misión es hacer lo necesario para que nuestra visión se cumpla.

UN ESCENARIO POSIBLE

  • Se crea una comisión integrada por ANCAP, DUCSA, UTE, MTOP, Universidad de la República y Universidades Privadas, analizan el escenario energético, logístico y de transporte público y privado, así como el avance de la tecnología de transporte eléctrico en el mundo y construyen un modelo de transformación de matriz energética.
  • ANCAP, DUCSA, UTE en conjunto con las demás cadenas de estaciones y proveedores de combustibles planifican la transformación de la cadena de distribución y abastecimiento de combustible en red de puntos de carga rápida de alta potencia para vehículos eléctricos y servicios afines.
  • ANCAP, DUCSA, UTE y MTOP analizan en conjunto la redistribución de los ingresos del estado derivados de los combustibles en conjunto para planear la redistribución gradual y equilibrio fiscal.
  • ANCAP profundiza la investigación e inversión tecnológica en biocombustibles y ciclo de carbono para la generación de energía eléctrica complementaria y captura del dióxido de carbono.
  • ANCAP incursiona en la producción de baterías de Litio y ciclo completo sustentable para el abastecimiento del mercado de transporte eléctrico, reconvirtiendo fuentes de trabajo.
  • ANCAP incursiona en la producción de materiales biodegradables y/o compostables alternativos al plástico.
  • ANCAP, DUCSA, UTE y AFE crean una nueva entidad específica para la gestión de la red eléctrica y abastecimiento del transporte eléctrico.
  • AFE y UTE trabajan en conjunto para la implementación de transporte ferroviario eléctrico y de carga.

Es el momento de sentarse a pensar y ponernos fechas para resolver. Estas son algunas ideas, pero seguramente hay mejores, y las buenas ideas pueden salir de cualquier parte.

EL ROL DEL ESTADO

En el Uruguay el estado es el dueño y gestor de todo lo referente a la energía, así como es responsable por las actividades económicas, operativas, y de las fuentes de trabajo que de ella dependen. La responsabilidad de incluir a todos los actores necesarios para planificar el futuro de la mejor manera para todos por igual es del estado, y es de nosotros los ciudadanos exigir y controlar que así suceda.

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Me pareció genial tu análisis, estoy de acuerdo en todo.